El Pequeño Cuarto Oscuro Del Alma

El Pequeño Cuarto Oscuro Del Alma

Por Adriana Rojas (Traductor), Matthew Pallamary

Formato: EPUB  
Disponibilidad: Descarga inmediata

Sinopsis

No puede haber luz sin oscuridad. El sol no puede levantarse sin la noche que le precede, y el sol poniente del día debe inevitablemente desvanecerse en oscuridad. Si la vida todo fuera rayos de sol y rosas, no habría contraste. La luz perpetua seria ambos cegadora y devastadora. Necesitamos la oscuridad. Es una parte integral del todo. Parte de nosotros. Las historias de terror son un reflejo de nuestro lado oscuro. En una era de verdaderos terrores como el SIDA, cáncer, y terrorismo, las historias que nos asustan pueden desarrollar una función útil dejándonos a los lectores vivir y experimentar el miedo en una moda controlada y lidiar con horrores en sus propios términos. Si llega a ser demasiado, siempre pueden cerrar el libro y ponerlo aparte. Experimentar el horro de esta manera funciona como una liberación de ansiedad porque es una forma tangible de lidiar con el escape de terrores en la vida moderna. La emoción de horror nos mantiene en contacto con los aspectos más oscuros de nuestro ser mientras nos permite confrontar nuestra vulnerabilidad y muerte inevitable. Leer horror es una válvula que nos permite desfogar para escapar cuando el muro es demasiado grande, aun la funcionalidad de esto nos da un escape de una confrontación que podría sobre abrumarnos. Provee una liberación catártica sin oprimiéndonos con no más de lo que podemos soportar. Demasiado seguido rehuimos nuestro lado oscuro, en la esperanza de que si no lo vemos, no existe. Aun nos da un Ed Gein, Charlie Manson, Ted Bundy, Hannibal Lecter, Jeffrey Dahmer, a cualquier otro ejemplo macabro del lado oscuro de naturaleza humana, y expresamos una mórbida fascinación que es el borde del frenesí. No podemos evitar más que desacelerar en la autopista a papar moscas en la carnicería de la prematura, desordenada muerte de otro o espiar ele culpable vistazo de la deformidad o des fortuna de otro. Solo tenemos que mirar.

Matthew Pallamary