Sherlock Holmes: La Colección Esfinge

Sherlock Holmes: La Colección Esfinge

Por Miguel Ángel Asensio, Cinta Garcia de la Rosa (Traductor), Pennie Mae Cartawick

Formato: EPUB  
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Sinopsis

SHERLOCK HOLMES: LA COLECCIÓN ESFINGE. Tres Misterios de Sherlock Holmes en Un Libro. HISTORIA UNO. El Misterio de la Tumba Envenenada ––Ah, buenos días, John. Si no nos damos prisa, entonces nos perderemos la revelación del sarcófago. Se levantó de un salto, sintiéndose mucho mejor que yo, y me siguió hasta mi propia habitación para que yo pudiera cambiarme. Había una gran multitud que había acudido para ver la tumba. Holmes y yo nos abrimos camino entre ellos. Noté que Ini nos estaba mirando atentamente. El señor y la señora Fairfax estaban de pie en el túnel con alguien del Departamento de Antigüedades. Nos habían estado esperando. Los cinco nos abrimos camino por el túnel y volvimos a la tumba. No podía esperar a ver si de verdad había un faraón en la siguiente habitación. HISTORIA DOS: El Caso del Espejo Roto El bombero había visto un esqueleto vistiendo un frac, y cuya cabeza estaba en llamas. Yo estaba profundamente preocupado por la joven desaparecida. Si se la había llevado el fantasma de la ópera, ya fuera de carne y hueso o un espíritu, ¿qué destino le depararía si ella rechazaba su "amor"? Todas las preocupaciones fueron eliminadas de mi cabeza momentáneamente cuando un repentino chillido resonó por el teatro de la ópera. ––¡No puedo creerlo! ¡Yo! ¡Una sospechosa! HISTORIA TRES: El Misterio de la Novia Sin Rostro La novia no portaba rosas marchitas, pero su vestido nupcial estaba rasgado y quemado. Sus piernas desnudas, agujas desnutridas, se tambaleaban sin ritmo. El velo colgaba bajo sobre su rostro. Yo tenía mi pistola; sin embargo, no pude disparar. Si era un fantasma, la bala la atravesaría con seguridad; si era de carne y hueso, entonces le estaría disparando a una mujer. Sus manos, las uñas largas y rotas, levantaron el velo. ¡Su rostro! Incluso en la oscuridad podía ver su ruina. Los ojos habían sido arrancados de sus cuencas, la nariz e

Pennie Mae Cartawick