La vida después del aborto

La vida después del aborto

Por Marino Muñoz

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Sinopsis

Lo primero que quiero decir es que soy un enamorado de la vida.La vida en símisma es un milagro de tan grandes dimensiones que no tiene punto de comparación a ninguna otra cosa que ocurra en el Universo.La tierra es lo más raro que tiene en el Universo, justamente porque aquíexiste vida.Los científicos siguen esforzándose por encontrar vida fuera de nuestro planeta, hasta ahora la búsqueda ha sido infructuosa; la vida es un signo distintivo de la Tierra.La vida bulle, se abre paso, regenera sus atributos y se adapta a las condiciones más hostiles. Empuja para aparecer, rompe los límites que el hombre o la misma naturaleza le imponen; siempre se sale con la suya.Nadie ha podido silenciarla o suprimirla definitivamente.En Hiroshima y Nagasaki, donde cayeron las bombas atómicas y en Chernobyl, luego del accidente nuclear, cuando las condiciones se hicieron pésimas para la existencia, en los lugares con mayor radiactividad la vida se las ingeniópara recapturar esos territorios y poblarlos nuevamente de seres, diversos seres.¿Por quélos hombres y las mujeres queremos hacer algo contrario a este proceso incontenible que desarrolla la vida en el vientre materno?¿Por quénos creemos autorizados a destruir lo que la naturaleza gesta, prepara, madura y puja para que nazca?Una célula humana fecundada tiene características de vidaúnica, es diferente a cualquier otra célula. Unóvulo fecundado por un espermatozoide, por pequeño e insignificante que parezca, ya pertenece a nuestra especie, tiene vida humana, presentaremos la comprobación científica de esto en este texto.Aceptar el aborto no puede tener otra explicación que el desprecio a la vida.No voy a preguntar si alguien tiene derecho a interrumpir arbitrariamente la vida. No es el objetivo de este libro, ya se ha escrito mucho sobre el tema; de todos modos se trataría del “derecho” de quienes rodean a ese nuevo ser y desconoceríamos de plano el derecho de quien va a nacer, el ser más frágil y desprotegido en esta situación. Si nos permitimos aceptar que alguien tiene “derecho” sobre la vida de otros seres humanos sería ridículo que nos horroricemos de las prácticas del doctor Mengele en la Alemania nazi.La vida de la madre (y de quienes la asisten) continúa después del aborto. Esa mujer sigue su vida, modificada por una experiencia traumática, que no podráborrar de su registro personal yésta es la problemática que esconden necesariamente los abortistas. No pueden decir nada favorable acerca de cómo continúa la vida de una madre que ha interrumpido arbitrariamente el proceso natural de la vida dentro de sí.

Marino Muñoz